domingo, 3 de septiembre de 2017

La responsabilidad de los medios de comunicación en tiempos de crispación


El carácter es, a largo plazo, el factor decisivo en la vida tanto de las personas como de las naciones.
Theodore Roosevelt, Presidente EE.UU.


Cuarto Poder o no cuarto poder, los medios de comunicación ejercen un gran poder en la sociedad y con el gran poder vienen grandes responsabilidades.  Ha pasado la etapa en que los medios de comunicación se limitaban a llenar sus espacios audiovisuales con información que consideraban de interés para el público, que les podría atraer más audiencia y en consecuencia mayores ingresos. Pero en tiempos de crispación, de división, de antagonismo tienen una responsabilidad acentuada ante la sociedad. 

Son uno de los principales instrumentos, junto con la educación formal e informal, de la formación del carácter y opiniones en las personas y tienen una responsabilidad de formar conciencia entre los ciudadanos de su responsabilidad de contribuir a una sociedad más armónica y próspera. 

Hoy en día todos los ciudadanos están expuestos a decenas de medios de comunicación, y se ha demostrado que cada vez más los seleccionan de acuerdo a sus prejuicios, seleccionan aquellos que les dicen lo que quieren leer o escuchar, que dicen buenas cosas de los amigos y malas de los enemigos, ya sea en política, en sociedad, o en deportes.  

Con la proliferación de los medios, no es difícil encontrar muchos de ellos que satisfacen nuestros prejuicios, lo que lleva a una segmentación creciente de la sociedad, en la que cada uno profundiza y dogmatiza sus opiniones, sin querer enterarse de otras opiniones o versiones de un hecho.  Ello nos está llevando a una sociedad cada vez más polarizada, con mayor nivel de crispación en la que se hace más difícil trabajar juntos por una causa común.  Un medio para cada uno y cada uno por su cuenta. Y los medios pueden y deben hacer algo para atenuar esta tendencia perversa

Por otra parte, ante la facilidad y el bajo costo con el que se puede diseminar información, y el avance de las redes sociales, están proliferando medios para satisfacer todos los gustos.  Estas facilidades implica que muchos de estos medios no se sienten en la necesidad de ejercer el profesionalismo ético de los medios tradicionales y tengan “libertinaje de prensa”.  Hay medios no solo de chismes, sino de calumnias, de noticias falsas o sesgadas a favor de una posición determinada, que el grueso de la población es incapaz de distinguir. 

Con la presión cada vez mayor en la vida cotidiana para subsistir hay menos tiempo para hacer constataciones de informaciones.  Es más fácil retuitear la información que verificarla.  “Si lo leí en el periódico, o lo escuché en la radio, o lo leí en internet debe ser cierto”.  Esta situación está llevando a una población segmentada, mal informada, indiferente.

Y ante las debilidades institucionales tanto de gobiernos como de empresas como de organizaciones de la sociedad civil y del sistema judicial, los medios tienen la responsabilidad de delatar e investigar comportamientos irresponsables de estos actores, los abusos del gobierno, empresas, sindicatos y ONG, las ineficiencias, la corrupción, etc.  Tienen que ejercer no solo el poder sino además aprovechar la percepción que puedan tener de imparcialidad para ser creíbles.

Y es aquí donde entran los medios que quieren ejercer su responsabilidad ante la sociedad, poniendo su poder a su servicio. Estos medios deben buscar coberturas balanceadas, poniendo los diferentes puntos de vista sobre la mesa, analizando sus consecuencias para la sociedad.  Deben aprovechar para suplementar, desinteresadamente, la educación del público.  Pero esto es muy complejo porque son muchos los medios que tienen ideologías políticas y sociales y grandes presiones para aumentar la audiencia. 

El público prefiere una telenovela o un partido de futbol que ver un programa donde se debaten aspectos críticos para la ciudadanía.  Prefiere leer chismes de la sociedad o el sufrimiento de algunos.  Pero ello no obsta para que la telenovela no aproveche para promover valores o que la narración del partido critique y denuncie a los tramposos en vez de ensalzar el penalti que el “vivo” logró para su equipo, o para que se destaquen miembros de esa sociedad que contribuyen a su avance en vez de ensalzar a los que se aprovechan de los incautos.

Sería deseable pero utópico, que fueran todos los medios los que ejercieran su responsabilidad ante la sociedad, pero por lo menos los líderes deben dar el ejemplo. 


O consideremos líderes a los que dan ejemplo.


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