domingo, 15 de enero de 2017

RSE en la industria turística: De quedar bien a hacer el bien


Con motivo de la celebración de la convención del Gupo Iberostar (empresa familiar con cerca de 100 hoteles en 27 países) celebrada en noviembre del 2016 en Inca, Mallorca y con motivo del sexagésimo aniversario de su fundación se presentó un interesante intercambio para la RSE del sector turístico entre el presidente ejecutivo del grupo Miguel Fluxá y la presidente del comunidad autónoma de las Islas Baleares, Francina Armengol, del Partido Socialista de las Islas Baleares (PSIB)( Armengol pide a los hoteleros 'sueldos adecuados').  Tienen poco en común, pero ambos nacieron en el mismo pueblo, Inca (así como el suscrito).

Puede parecerle sorprendente a muchos lectores que se comente sobre un grupo originario de la isla de Mallorca, pero es que no solamente es un grupo de gran magnitud, sino que la isla también ha dado origen a otras grandes cadenas hoteleras y de turismo mundiales como Meliá, Riu, Barceló, Batle, Piñero, entre otras, con extendida presencia en España y América Latina.  Además, siendo que la isla tiene una gran dependencia económica de la actividad turística, la discusión entre ambas personas es relevante para la RSE. [i]

¿Diálogo?





En la reunión el Sr. Fluxà pide que la sociedad reconozca el esfuerzo de los empresarios, el reconocimiento a la labor empresarial y pide constante diálogo entre Administraciones Públicas y sector privado.  Esto parece reflejar que el sector turístico no es un sector muy apreciado por la sociedad, en gran parte por la masificación del mismo, la baja clase del turista mayoritario y por el poco esfuerzo del sector por ganarse el aprecio.  Siendo antagonistas natos, la Presidente del gobierno balear le respondió pidiéndole sueldos adecuados para todos los trabajadores.  Uno pide respeto y reconocimiento y el otro pide mejores sueldos.  ¿Qué tienen en común ambas posiciones?  La intersección de este “diálogo” es la responsabilidad de ambos sectores ante la sociedad, y es en ese contexto en que se deben debatir las ideas.

Responsabilidad ante la sociedad del sector turístico

Lo poco que se puede saber sobre la RSC del grupo Iberostar está en la presentación en su sitio web, que solo puede calificarse de pobre, pero será mejor que el lector juzgue por sí mismo visitando el sitio.  Informan sobre la Fundación Iberostar que lleva a cabo algunas actividades mayormente filantrópicas, no estratégicas, no relacionadas con el negocio.  Destaca que otorgaron tres becas para la escuela de hostelería de la Illes Balears.  Y esto, con alguna excepción, es la actitud de todo el sector.  ¿No sería más efectivo para la sociedad y para el sector se unieran los hoteleros para patrocinar el mejoramiento de la calidad de la enseñanza en esa escuela y la empleabilidad de sus estudiantes y así contribuir a resolver uno de los problemas crónicos en España como lo es el desempleo juvenil?  El vender helados en verano no lo resuelve (¿Vender helados para llegar a ser emprendedor?).  Pero se suele preferir el hacer filantropía solo que hacer desarrollo acompañado de “competidores”[ii].  No saben lo que es Cumpetere: Cooperar para competir.

O no entienden lo que es su responsabilidad ante la sociedad o no saben comunicarlo.  En cualquier caso, la percepción que la sociedad recibe no puede ser muy favorable.  Es difícil con esto apreciar “El esfuerzo de los empresarios y el reconocimiento a la labor empresarial”.  Parece que deberían hacer mucho más (que a lo mejor lo hacen) y, obviamente, comunicarlo mejor, sobre todo a los gobiernos locales y a la sociedad, cuyos recursos ambientales y humanos usan en la obtención de sus beneficios.  El respeto hay que ganárselo.  

Siendo como son estos grupos empresas familiares (excepción de Meliá) pueden tener un sesgo hacia una visión localista.  Los stakeholders de estos grupos y de las grandes multinacionales cotizadas en bolsa son los mismos, pero el contexto es diferente.  Estas empresa familiares, sobre todo en un entorno local, en una isla dependiente del turismo, son conocidas por la sociedad local y las expectativas son mayores.  La sociedad y el gobierno local tienen un mayor interés en estas empresas locales que en las multinacionales que puedan operar en el lugar.  Se actúa como si los directivos y dueños de estas empresas extranjeras están fuera del ámbito de acción de la sociedad y gobierno local.  Y si bien la conciencia de los clientes sobre la responsabilidad ante la sociedad de los hoteleros está mejorando, todavía distan mucho de influenciar efectivamente el comportamiento responsable, sobre todo en zonas de turismo masivo y clientela de menor status social. No tienen tiempo ni la voluntad de identificarse con la problemática social y ambiental del entorno.  Hay poca conciencia de los huéspedes sobre los temas de responsabilidad social, más allá de algunas partes simbólicas como lo de reusar las toallas, ahorrar agua y electricidad y reciclar.  Los clientes no tienen idea de las condiciones laborales o del impacto ambiental más allá de lo visible en el consumo de recursos, cuidado de los jardines y el reciclaje.  Y los locales no se hospedan en sus hoteles, pero sufren todos los efectos negativos del turismo y solo algunos de los positivos. 

De allí que la responsabilidad ante la sociedad recae más fuertemente en los mismos hoteleros y en los gobiernos locales, los dos interlocutores que comentábamos al principio.  Ambos tienen que hacer mucho más.  Comentaremos solo dos temas de los múltiples temas de su responsabilidad, el ambiental y el laboral.

Empleo y sueldos

En el tema laboral, la Presidenta del Gobierno pide mejores sueldos, y añade, sobre todo ahora aprovechando la gran temporada turística que acaba de terminar.  Preocupación laudable, pero eso es sólo una de las múltiples responsabilidades de los hoteleros en el tema laboral.  Si bien los sueldos de la mayoría están regulados por los Convenios Colectivos, uno de los principales problemas es la precariedad del empleo, no saber cuántas horas o días podrás trabajar, la tercerización, mayormente en hoteles urbanos, en condiciones que bordean en la ilegalidad para evitar tenerlos como empleados y evadir los beneficios sociales.  Otro de los problemas son las condiciones del trabajo, la carga física del trabajo, sobre todo para las empeladas (no soy machista) que limpian las habitaciones. Un mejor sueldo (sobre todo si es sueldo de nómina y no remuneración) ayuda pero no es suficiente.  El tenerlos como empleados es más conducente a la responsabilidad que contratar una empresa de tercerización.  ¿Se preocupan los hoteleros de la responsabilidad en su cadena de valor, en particular de las empresas que le suministran un insumo tan crítico como los recursos humanos? Y esto debe ser preocupación permanente y no solo en tiempos de bonanza económica.

Financiamiento del entorno turístico

En el tema ambiental la polémica entre hoteleros y gobierno local sobre la ecotasa (con el nombre más descriptivo de “impuesto de turismo sostenible”) es muy ilustrativo de su responsabilidad ante la sociedad.  La ecotasa fue creada por el gobierno socialista en el 2003, para ser derogada en los tiempos del gobierno de derechas y ser reinstaurada por el nuevo gobierno de coalición de izquierdas en 2016.  Se ha convertido en un tema de dogmatismo político y no en un tema ambiental y social como debería ser, lo que dificulta los acuerdos y su implementación. Varía desde 0,25 a 2,00 euros por persona y noche. Los hoteleros lo atacan como si fueran ellos los que lo pagasen y tour operadores afirman que tendrá impactos negativos en el volumen del turismo. Dado el porcentaje que ello representa sobre el costo de la habitación esta argumentación es sumamente dudosa.  Si bien son pocos los lugares de turismo de playa y sol en que existen estos impuestos, son muy comunes y muy superiores en áreas turísticas urbanas.

El medio ambiente es el principal recurso que “consume” el turista en el entorno que nos ocupa.  El sol, el mar, las playas, las colinas y montañas, los bosques, el atractivo de los pueblos, las construcciones históricas, las carreteras, los senderos, etc. son los principales alicientes.  El sol está allí y fuera de control, pero todos los demás recursos deben ser mantenidos para el disfrute.  Ello requiere recursos.  Los hoteles hacen un uso no identificable, indirecto, de estos recursos y es natural que no se responsabilicen por ello más allá de su inmediato entorno (jardines, accesos).  Y ninguno de ellos tiene proyectos de mejoramiento ambiental, por lo que sus quejas no son pertinentes.

Siendo la inmensa mayoría de estos recursos bienes públicos corresponden, efectivamente, al Estado su mantenimiento y conservación, con recursos fiscales generales (el disfrute es tanto para locales como para huéspedes de alojamientos), pero también con recursos específicos en función del “consumo” intensivo de los recursos, en gran parte por los turistas.  Es un impuesto similar al de la gasolina, cuando se emplea para el mantenimiento de las vías de transporte.  De allí la racionalidad de un impuesto basado en la estadía de los turistas, cuyos ingresos puedan ser destinados a la conservación y mantenimiento de los activos turísticos.

Gran parte de la controversia se refiere al destino y gestión de estos recursos, la desconfianza mutua entre las partes.  Por ello, estos recursos deben ser bien administrados y es aquí donde se superponen las responsabilidades ante la sociedad de los gobiernos locales y los hoteleros: en la gestión eficiente, eficaz y definida de estos recursos.  No pueden ser de disposición general del gobierno local, dado su origen, ni puede este tener el monopolio de su asignación.  Para cumplir su fin deben contar con los insumos de los que supuestamente más saben de las expectativas de los turistas (sus clientes), los hoteleros.  Aquí se deben combinar las fortalezas de ambas partes y reducir sus debilidades.  El gobierno tiene, supuestamente, los mejores intereses del territorio en mente y los empresarios, supuestamente saben administrar proyectos de inversión.  Pero estos también tienen intereses personales, muchas veces de corto plazo,  que pueden no coincidir con los de la sociedad y con el largo plazo (los recursos objeto de conservación son de larga vida), y el fuerte de los gobiernos no suele ser la gestión financiera de proyectos ni tienen una visión que va más allá del período de su mandato.  Con la planificación y gestión conjunta de proyectos concretos, con transparencia y asunción de responsabilidad en la rendición de cuentas, sí se puede ejercer la responsabilidad ante la sociedad de ambas partes.  Esto puede y debe ser potenciado con la participación de partes independientes representativas de la sociedad como lo pueden ser algunas organizaciones de la sociedad civil (ver mi artículo Responsabilidad de la Sociedad Civil ante la sociedad).

Y al tener el nombre de impuesto de turismo sostenible, no se tiene que limitar su uso a temas ambientales (era la connotación y objeto de la antigua ECOtasa) y debería incluir proyectos para el mejoramiento de las condiciones laborales en el sector.

Con esta gestión podríamos comenzar a vencer los dogmatismos de las posiciones y de verdad beneficiar a la sociedad.  Sería una acción paradigmática para celebrar el Año 2017 del Turismo Sostenible.

En conclusión

Si los empresarios turísticos quieren logar el respeto y el reconocimiento de la sociedad, deben ejercer su responsabilidad ante esta, que va mucho allá de acciones bien publicitadas de filantropía, como dar tres becas.  Y si los gobiernos locales quieren mejorar las condiciones de vida de los empleados del sector turístico y el entorno que lo respalda deben también ejercer su responsabilidad ante la sociedad con el manejo eficiente y efectivo de los recursos que le son encomendados, más allá del establecimiento de regulaciones que en todo caso deben ser pertinentes, efectivas y bien gestionadas.

Con la planificación y gestión de os tres sectores (gobierno, empresas, sociedad civil) de proyectos concretos, ambientales y laborales del sector, con transparencia y asunción de responsabilidad en la rendición de cuentas, sí se puede ejercer la responsabilidad ante la sociedad de ambas partes.

¡Y poco más de humildad!  La arrogancia derivada de que unos empresarios de una pequeña isla, subdesarrollada hace unos 60 años (de la cual tuvimos que emigrar), estén entre los líderes mundiales se entiende, pero no se justifica.  Acercarse al cliente y a la sociedad, con humildad, es un buena demostración de liderazgo.




[i] Agradezco los extensos comentarios de Catalina Alemany, de Riu Hotels and Resorts.  La responsabilidad de las opiniones vertidas son mías.

[ii] Algunos hoteleros y agentes de viajes mallorquines (Iberostar, Riu, Barceló y Hotelbeds, ex-TUI) se han unido para promover la formación de directivos, comenzando en 2017.  Laudable, pero esto es más para beneficio propio que para beneficio de la sociedad.  JSF Travel and Tourism School, ¡así en inglés!  Según una versión programado en tres de las sedes de la Wharton School (escuela donde estudió Sebastián Escarrer  de Meliá), y en Nueva York, Madrid y Barcelona en las sedes del IESE y en Mallorca.  Según otra versión en Nueva York, Hong Kong (¿?) y Mallorca.

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